Un paseo por Ibiza en otoño
Hace algún tiempo os conté que estaba preparando un viaje para el otoño y ayer mismo regresaba de mi escapada vacacional por Ibiza. Después de mirar un montón de destinos nos decantamos por conocer la isla fuera del escandaloso verano y os aseguro que ha sido todo un acierto. Por motivos laborales debíamos tomarnos las vacaciones en octubre, así que hemos pasado una semanita fantástica de descanso absoluto.
No conocía Ibiza porque la verdad es que nunca me ha llamado la atención el turismo festivo, pero lo cierto es que en esta época del año la isla es una auténtica maravilla. Hemos visitado todos sus rincones y ha sido una experiencia que esperamos repetir. Nada más llegar al aeropuerto alquilamos un coche para no perdernos detalle de este precioso lugar. En una hora más o menos es posible recorrer la isla de punta a punta. Así que pudimos ver un buen número de lugares fantásticos.
Yo vivo en un lugar levantino, donde la playa es mí sino día a día, por lo que no tenía ninguna intención de tumbarme al sol en las maravillosas calas. Aunque he de decir que al final tuve que sucumbir a una tarde soleada en la piscina del hotel. El primer día dimos un paseo por Cala Bou, que estaba muy cerquita del hotel y preferimos tomarlo de descanso.
Ibiza y sus espectaculares puestas de sol
Tenía clarísimo que quería acercarme al famoso Café del Mar a ver una de las impresionantes puestas de sol de la isla. Así que fue una de las primeras cosas que hicimos en Ibiza. Nos desplazamos hasta el final de la bahía de San Antonio para disfrutar de una imagen incomparable. La imagen de la portada de este artículo es de ese día y no lleva ningún tipo de filtro. Eso sí, el tiempo estaba caprichoso y justo cuando el sol se estaba poniendo una nube decidió plantarse delante así que fue imposible disfrutar del momento en su plenitud más absoluta. No obstante fue una experiencia grandiosa. Os dejo una foto mía admirando tal fenómeno.
Los sábados en San Carlos es visita obligada acudir al mercadillo hippie de las Dalias. Este mercado alberga más de 200 puestos destinados a vender artesanía y todo tipo de objetos geniales. Yo me compré unas gafas de sol vintage que me encantan.
Después de visitar las Dalias nos marchamos a Santa Eulalia que estaba a pocos kilómetros y ya tengo claro cuál es mi lugar favorito de Ibiza. Este pueblo costero es especial y muy acogedor. Tomamos un café sentados en una terraza blanca delante del mar. No recuerdo el nombre del sitio, una pena porque su terraza interior es una maravilla que vale la pena conocer.
El puerto de Ibiza es otro de los lugares que pudimos recorrer con la tranquilidad que otorga el otoño. De ahí subimos a Dalt Vila y visitamos la ciudad amurallada, la zona más antigua de la isla. Desde luego que pasear por sus estrechas calles fue una aventura fantástica. Todas las casitas en colores blancos, con escalinatas y cuestas imposibles. Me encantó el casco antiguo de la isla.
En San Antonio recorrimos sus calles con casi todos los locales que en verano están abarrotados cerrados y allí descubrimos un lugar que nos alucinó. Justo en frente del Club Náutico de Ibiza hay un restaurante con encanto llamado Villa Mercedes. En este lugar puedes cenar o tomar un suculento coctel con unas vistas impresionantes. Si tenéis la oportunidad de viajar a la isla os recomiendo que conozcáis este establecimiento porque es ideal para pasar un rato estupendo.
