Parque Nacional de Timanfaya, un paisaje lunar

Si hay un sitio dentro de España donde puedes sentirte como si estuvieras haciendo una excursión por la Luna, atravezando cráteres, volcanes y valles de lava solidificada, éste es el Parque Nacional de Timanfaya.

Ubicado en Lanzarote, una de las islas más antiguas de las Canarias, cuenta con más de 5000 hectáreas de tierra de volcanes, que dan la sensación de estar pisando un paisaje lunar insólito y único.

Este particular paisaje lanzaroteño fue formado por la actividad sísmica registrada entre los años 1730 y 1736 y posteriormente en 1824, que dejó su huella formando cuevas, conos, hornitos y cráteres, que no fueron modificados hasta ahora por la mano del hombre.

Al parque solo se puede acceder a pie en la zona del litoral, a través de una senda que va recorriendo la costa. Para visitar los demás campos rocosos, hay que hacerlo acompañados por un guía de la organización de los centros de visitantes, siendo el dromedario el medio de transporte por excelencia.Una experiencia única y peculiar es el atravezar el desierto subidos encima de un camello.

A pesar de su aspecto desolado, en el parque se contabilizan unas 180 especies vegetales diferentes, principalmente de líquenes, que cubren de un tono blanquecino la superficie volcánica.

En cuanto a la fauna es escasa pero no inexistente. A través de su inmensa extensión se pueden observar reptiles endémicos como el perenquén rugoso o majorero y el lagarto de Haría o aves como el cuervo, la gaviota o el águila pescadora.

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Vía: Guía Repsol