Las terrazas de arroz de Filipinas
Uno de los paisajes más exuberantes de Filipinas se encuentra al norte del país y aunque está lejos de esa postal turística de playas paradisíacas ofrece una belleza única que vale la pena descubrir.
Se trata de las terrazas de arroz de Banaue, unos grandes arrozales que forman terrazas en las laderas de las cordilleras de Filipinas. Fueron construidas por los indígenas hace más de dos mil años y por su importancia histórica y cultural han sido reconocidas por la UNESCO y declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 1995.
Tal y como sucede con los Mayas o los Aztecas en Latinoamérica, no se conoce con exactitud la manera en la que los indígenas crearon estas terrazas aunque se presume que contaron con escaso equipamiento y realizaron el trabajo a mano.
La obra es de gran envergadura teniendo en cuenta el lugar en el que fueron dispuestas, a 1500 metros sobre el nivel del mar y ocupando más de 10 mil kilómetros cuadrados de montaña. Además, crearon un sistema de irrigación propio que proveía de agua a los arrozales.
En la actualidad, el cultivo de arroz aún está vigente en este lugar al que se le sumaron otros vegetales. Son los habitantes del pueblo de Batad y otros de la zona los encargados de conservar y trabajar estas tierras situadas en lo alto de la montaña que además de ser productivas regalan un paisaje único en el mundo.
Para llegar hay que estar en estado físico pues desde la ciudad de Banahue hay que realizar una caminata de dos horas a través de un sendero. Una vez en las terrazas, hay pasos entre ellas que permiten un descanso. Las escaleras son estrechas y hay que tener cuidado pero las vistas de los valles son inmejorables. También es posible contratar los paseos ofrecidos por guías para así conocer más a fondo la cultura local.
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