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Viajes, autoseguimiento y Quantified Self: sobre la individualidad y los viajeros

Comencemos por una cita de Evgeny Morozov acerca del Quantified Self y el autoseguimiento de las actividades que realizamos todos los días, a partir del uso de sensores y teléfonos móviles.

“El autoseguimiento, sobre todo cuando se lo practica en público, suele ser un producto derivado de los intentos por mostrarse y asegurar la propia singularidad en un mundo en el que de pronto todos tienen voz y deben decir cosas relevantes. Además de los beneficios prácticos que ofrece el autoseguimiento, también permite a quienes lo practican identificar -y al compartirlos, cimentar- los aspectos más originales de su individualidad”.

Morozov se refiere, sobre todo, a aquellos sensores y aplicaciones que siguen nuestras actividades diarias para permitirnos, en teoría, acceder a determinadas conclusiones a partir de la acumulación de datos. Contadores de pasos, como el FitBit; aplicaciones donde anotamos desde las cervezas que tomamos hasta la cantidad de calorías que consumimos; dispositivos que toman fotos de manera automática, como la Narrative; y la lista puede seguir.

Si bien estas tendencias desde hace algunos años se suelen englobar dentro de la corriente del Quantified Self, lo cierto es que ya se trata de un tema que tiene un buen tiempo, como lo muestra la existencia de conceptos como lifelogging, que algunos años atrás nombrada a los servicios Web que recopilaban todo tipo de información que publicábamos, como pasaba con el primer Tumbrl o luego con Friendfeed, que fue adquirido más tarde por Facebook.

Morozov critica una serie de temas interesantes alrededor del autoseguimiento. Por un lado, la idea de que, al acumular más datos sobre nosotros mismos, finalmente llegaremos a una especie de “verdad oculta”, como que caminamos muy poco, o comemos demasiado -como si esas cosas, en todo caso, no fueran evidentes con una simple reflexión. La otra tiene que ver con el aspecto público: la acumulación de datos tiene como para ser dados a conocer en público. Una forma de marcar nuestra individualidad. Hay temas relacionados, como el de la privacidad y la publicación y almacenamiento de datos en la nube, pero son problemáticas que, aunque muy interesantes, exceden el marco de lo que me interesa analizar en esta entrada.

El mercado del viaje, ya sabemos, es un espacio de constante búsqueda de individualidad. A pesar de que todos compartimos los mismos aviones y medios de transporte, hay muchas personas que buscan todo el tiempo presentarse como “viajeros” a partir de definir una serie de comportamientos relevantes, como la interacción con los locales o visitar zonas no tan populares para el mercado de viajes. Esa contraposición se da con otros a los que se denomina “turistas”, y que realizarían viajes menos interesantes, rutinarios y por lo general organizados y manejados por terceros, como los tours tradicionales.

Hay muchas formas de autoseguimiento en el mundo del viaje, algunas de las cuáles han sido revisadas en este blog. Una manera muy habitual es crear mapas que muestran la cantidad de países visitados, una tradicional estrategia de mostrar que somos más viajeros que la media. Otros simplemente tienen listas de viajes organizadas por aplicaciones como Tripcase -que. claro, tiene otras utilidades ligadas a la información sobre viajes puntuales. U organizan los viajes en su blog para que ese historial viajero sea lo más público posible. Pero, en todos estos casos, se trata de formas de autoseguimiento manual, que depende de nuestra voluntad de completar datos y escribir.

Desde ya, hay formas de autoseguimiento automatizadas; en particular a partir del uso de los teléfonos móviles. TripAdvisor tiene desde hace tiempo funcionalidades de autoseguimiento, a partir de la compra de Rove. Saga es otra opción. Foursquare nos avisa cuando nos olvidamos de hacer checkin en algún lugar y nos hace sugerencias automáticas sobre lugares cercanos -Facebook también está probando esas funcionalidades, seguramente con fines publicitarios. Los smartwatches, como el Apple Watch o los modelos con Android Wear, nos permiten crear recorridos a partir del GPS. Narrative es una cámara que saca fotos de manera automática cada determinada cantidad de tiempo -por ejemplo, 30 segundos- o graba video. Y la lista puede seguir.

La acumulación de datos, en el caso de muchos viajeros, sirve para dar cuenta de tu singularidad: la que te distingue de otros que también viajan. Ya sea por viajar más, o llegar a lugares menos frecuentados, o especializarte en determinados temas, se marca una diferencia. Para quienes publicamos, además, es un tipo de actividad que está ligada a otras actividades, como los periodistas y escritores, que también buscan seguir sus actividades mediante diversos registros.

La diferencia, claro, se da más en el tema de la automatización de la recolección de datos. A pesar de la enorme relevancia del mercado de turismo, aún no hemos visto ningún servicio Web, sensor o hardware que haya logrado posicionarse en ese segmento como lo ha hecho, por ejemplo, Fitbit en la parte de la actividad física. ¿Será que el Quantified Self del viaje es más difícil de formalizar o será, simplemente, que nos conformamos con recolectar datos puntuales, como lugares visitados, y no ir mucho más allá?

 


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