Segovia, una ciudad repleta de tesoros monumentales

Segovia es una de las ciudades más bellas de España. Su riqueza arquitectónica y gastronómica es excepcional. No en vano, la Unesco ya incluyó a la ciudad en su listado de Ciudades Patrimonio en 1985.

Sin duda, su gran monumento es el Acueducto de Segovia, “una de las más soberbias obras que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio. Fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra, es símbolo heráldico de la ciudad y su construcción fue atribuida al diablo por la leyenda”, según fuentes de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Segovia.

Hace unos días se acaba de descubrir que el monumento de origen romano es 20 años más joven de lo que se creía. El Acueducto cuenta con 167 arcos, 29 metros de altura y más de 16 kilómetros de longitud.

Otro monumento fundamental de Segovia es la Catedral de Santa María, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia. De estilo gótico con rasgos renacentistas, se erigió en el siglo XVI, cuando en la mayor parte de Europa se difundía la arquitectura renacentista. Se puede visitar de lunes a sábado entre las 9.30 y las 18.00 horas (de noviembre a marzo) y hasta las 19.00 horas (de abril a octubre). Los domingos, desde las 13.00 horas hasta las 18.00 horas (de noviembre a marzo) y hasta las 19.00 horas (de abril a octubre). También se pueden realizar visitas guiadas a la Torre.

El Alcázar

Entre los tesoros de Segovia también destaca el Alcázar: que se alza sobre un cerro donde confluyen los ríos Eresma y Clamores. Le anteceden unos cuidados jardines con el monumento erigido a los héroes de la Guerra de la Independencia Daoiz y Velarde.

Es uno de los castillos-palacio más distintivos en España y toda Europa por su forma de proa de barco. Fue construido originalmente como una fortaleza por el rey Bereber Alí ibn Yúsuf, en el siglo XII, pero posteriormente ha servido como un palacio real, una prisión estatal, un centro de artillería y una academia militar. Actualmente, se utiliza como museo de archivos militares.

Se puede visitar (las entradas oscilan entre los 2,50 y los 8 euros, según se visite el Alcázar de forma completa, o el Palacio y el Museo o la Torre de Juan II). El Alcázar abre prácticamente todos los días del año, desde las 10.00 hasta las 18.30 horas en invierno, y hasta las 19.30 horas en verano.

Pegada al Alcázar destaca la muralla, otro tesoro monumental que muestra la magia medieval de Segovia. De hecho, el cerco de la muralla que rodea la ciudad, con un perímetro de más de 3.000 metros, nace y muere en el Alcázar.

Para su construcción se emplearon lápidas de la antigua necrópolis romana, además de mampostería caliza y sillares de granito. Tenía cinco puertas, pero en la actualidad solo permanecen las de Santiago y la de San Cebrián en el lado norte, y San Andrés en el lado sur.

La judería de Segovia también merece ser visitada. Se pueden realizar visitas guiadas por 5 euros: comprende la explicación de las salas del museo, en el cual, podemos encontrar información sobre historia judía general, como puede ser tradiciones, fiestas más importantes, curiosidades de su calendario, etc… así como también explicaciones acerca del barrio judío de la ciudad, antiguos oficios que desempeñaron los judíos en la época medieval o los diferentes tipos de enterramientos que podemos encontrar en su cementerio judío.

Además de los tesoros monumentales, se debe destacar también la rica historia humana de la ciudad que resume perfectamente Rafael Cantalejo, el Archivero Municipal Ayuntamiento: “El elemento humano que ha hecho la ciudad, no se ve y, sin embargo es la esencia misma de la ciudad. Segovia es así porque desde ella Alfonso X estudiaba el firmamento. Porque Quevedo se inspiró en sus espacios –y aún en sus gentes- para escribir el Buscón don Pablos. También porque en esta ciudad, fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica, con lo que este hecho supuso para la Historia. Y porque aquí se imprimió un libro por primera vez en España. A Segovia la han hecho los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús; y los valientes guerreros Juan Bravo, el Comunero, o Día Sanz y Fernán García, conquistadores de Madrid a los moros. Pero también a Segovia la han dado forma y sentido la palabra de María Zambrano; los paseos, tertulias y clases de Antonio Machado en el Instituto; Gómez de la Serna desvelando “El secreto del Acueducto” y Louis Proust investigando en el Real Laboratorio de Química a la sombra del Alcázar”.

Las mejores vistas

Para disfrutar de, posiblemente, las mejores vistas de la ciudad bien merece la pena acercarse al Parador de Segovia. Se pueden divisar perfectamente tanto el Acueducto como la Catedral, el Alcázar, la Muralla y toda la ciudad al completo.

Además, el Parador de Segovia cuenta con un restaurante de cuatro tenedores, el de más nivel de la ciudad, donde se puede degustar el menú Cochinillo de Segovia, asado en horno de leña al estilo tradicional. De primer plato se pueden probar distintas especialidades como quesos y chacinas, ensalada de pimientos asados, croquetas de morcilla y de espinacas con piñones o los judiones del real sitio.

De postre, recomiendan el sorbete de limón y el ponche segoviano de yema y mazapán. Y para beber, un buen Ribera del Duero.

Quien desee alojarse en el Parador debe saber que se trata de un recinto muy moderno, que contrasta perfectamente con la monumentalidad de Segovia. Cuenta, además, con piscinas (climatizada y de temporada), gimnasio, pista de tenis o sauna, además de un centro de convenciones con varios salones acondicionados para reuniones y congresos.

Otros restaurantes con solera y calidad en Segovia son el Claustro de San Antonio el Real, Amado, Casares, el Alcázar de Segovia, el Fogón Sefardí o el Mesón de Cándido, un restaurante con mucha solera ubicado a los pies del acueducto.

En el Mesón de Cándido se popularizó no sólo el asado de cochinillo sino también su forma particular de trincharlo con platos.

En estos restaurantes podrán degustar un buen cochinillo asado, pero también otros platos típicos de la comida segoviana como el cocido de judiones, el chorizo de Cantimpalos o el ponche segoviano, el postre más típico (un bizcocho con harina, huevos y azúcar, que una vez rociado con jarabe compuesto de agua y azúcar se rellena de crema pastelera y se cubre de una fina capa de mazapán).