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La "portuguesa" Macao, puerta multicultural y abierta de China

Macao

Al sur de China, a unos 60 kilómetros de Hong Kong encontramos Macao cuya denominación en chino es “La puerta de la bahía”, pues está en la desembocadura del río de las Perlas. Allí llegaron los portugueses en el siglo XVI y aún hoy se respira la atmósfera multicultural que la caracteriza desde entonces. Desde 1999 es una Región Administrativa Especial (RAE) de la República Popular de China con un alto grado de autonomía.

Maceo incluye tres zonas: la península de su mismo nombre y las islas de Taipa y Coloane. La península la habitaban pescadores llegados de las provincias de Fukien y Cantón cuando llegaron los portugueses –allá por el año 1513, con ocasión del viaje de Jorge Álvares– y se establecieron en la región, donde crearon varios puntos de intercambio. Macao se convirtió a partir de entonces en un rico enclave de comercio entre China, Japón, India y Europa.

Esta característica de lugar de contacto entre oriente y occidente se ha mantenido con el paso de los siglos e hizo de Macao una puerta abierta de China al exterior. Y esta misma particularidad hizo que muy pronto los misioneros se establecieran allí y,  de su paso, quedan importantes muestras como el Colegio de San Paulo, del siglo XVI, que se considera actualmente como la primera “universidad” creada en Asia oriental según los cánones occidentales.

Con las características comerciales de Macao, resulta lógica la llegada de la británica Compañía de las Indias Orientales y otros organismos similares que establecieron sus tiendas en lugares como la Casa Garden, una de las visitas imprescindibles hoy en día para el viajero que visita el destino. Y fue este componente de enclave mercantil mundial el que hizo de Macao un lugar de reposo y entretenimiento para los comerciantes europeos en lo que fueron los orígenes del destino turístico que es hoy.  Porque, a pesar de que tras la creación de Hong Kong (en 1839) perdió mucha importancia comercial, continuó gozando de esa atmósfera romántica, ese ambiente multicultural que le proporciona la armoniosa mezcla de la cultura china y la portuguesa.

Ese es uno de los atractivos de Macao, la tolerante convivencia entre Europa y Asia que ha dejado, con el paso de los siglos, su impronta en los edificios, en las calles, en las tradiciones, en la gastronomía… en una Región que continúa creciendo -le gana terreno al mar- y añadiendo elementos a sus encantos.

Patrimonio de la Humanidad

Esa historia tan particular de Macao desembocó, ya en el siglo XXI –en 2005– en el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de su distrito histórico. Son más de 20 monumentos, plazas y lugares en el centro de la ciudad que se puede definir como una magistral clase de Historia. Recorrer ese centro histórico nos lleva hasta lugares tan diferentes entre sí como el Templo de A-Má –un complejo con diferentes pabellones dedicados a la veneración de distintos dioses–, la Plaza de Lilau –donde se instaló uno de los primeros barrios residenciales portugueses– o la iglesia de San Lorenzo -que construyeron los jesuitas en el siglo XVI y es una de las más antiguas de Macao-.

También está en el centro histórico la Plaza de San Agustín, en la que encontramos varios edificios que también son patrimonio como la iglesia de San Agustín –fundada por los Agustinos españoles en 1591 organiza el Via Crucis en Semana Santa–, el Teatro de Don Pedro V –el primer teatro de estilo occidental que se inauguró en China–, el seminario de San José -que constituía en sus inicios (1728) una de las principales bases de las misiones en la región e impartía un curriculo académico equivalente al de una Universidad- y la biblioteca de Sir Robert Ho Tung -que fue su residencia durante su retiro-.

Historia, arquitectura, tradición… El centro histórico de Macao es ejemplo vivo de la fusión de la cultura china y la portuguesa, reflejo vivo de la convivencia entre Asia y Europa. Y todo ello se percibe en esta área Patrimonio de la Humanidad, en el Edificio del Leal Senado -neoclásico, albergó el primer ayuntamiento de Macao-, en el templo de Sam Kai Vui Kin -construcción típicamente china que se erige en el corazón de la plaza principal de la ciudad, donde predomina la arquitectura occidental-, en iglesias como la Catedral o la de Santo Domingo -donde se publicó el primer periódico portugués en territorio chino- o la de San Antonio -primera sede de los jesuítas, que se construyó antes de 1560 en bambú y madera-.

Pero la relación de lugares imprescindibles de ese centro histórico no acaba aquí. Hay que incluir ejemplos del pasado portugués y de la influencia occidental en Macao, como la Casa Garden, la Fortaleza de Guía –en cuyo perímetro también se ubica el Faro de Guía y la capilla–, el Cuartel de los Moros, la Plaza del Senado, la Santa Casa de la Miseriocordia, las Ruinas de San Paulo, la sección de las antiguas murallas, la Fortaleza del Monte o el cementerio protestante; y otros ejemplos de su carácter oriental como la Casa del Mandarín –residencia de estilo tradicional chino–, el templo de Na Tcha o la casa de Lou Kau.

Fusión de sabores

Y esa identidad multicultural que se respira a cada paso en Macao impregna muy especialmente su cocina. Gastronomía macaense, china, portuguesa… y muchas muestras de la gastronomía internacional que se encuentra fundamentalmente en los principales hoteles y centros comerciales donde se encuentra cocina japonesa, francesa, india… incluso 16 establecimientos con estrellas Michelin.

Especialmente presente se encuentra la gastronomía china –con platos como el pato pequinés o la gran variedad de especialidades Dim Sum que se acompañan con té– que, en su combinación a lo largo de los siglos con la cocina portuguesa ha dado lugar a una gastronomía macaense famosa por su mezcla de sabores y técnicas de elaboración. No hay que dejar de probar la galinha à africana y los langostinos al chili.  Mención aparte merecen los dulces, como los pastéis de nata.

 


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